El IoT parece magia, pero no lo es

Por Fernando Maniglia* especial para Neurona BA
Fernando Maniglia - Neurona BA
Fernando Maniglia

He subido alguna vez a un Uber y el conductor me ha dicho: “qué bueno que vas para ese lado, este era mi último viaje y me dejás re cerca de mi casa”. Al escucharlo he sonreído mientras él continuaba: “me viene pasando seguido que me dejan cerca de casa”.

Pero la suerte no tiene que ver, al menos no del todo, con ese hallazgo, ya que detrás de esa alegría del chofer se esconde un muy complejo algoritmo de Machine Learning, que hace todo lo posible para juntar al chofer justo, con el pasajero justo, de forma tal que ambos ganen con el menor consumo posible de energía.

Obviamente en situaciones como esta siempre se deben ponderar condiciones, o sea que si ningún chofer cercano va para mi zona el algoritmo no entregará el viaje a quien está a media hora de distancia de mi posición, y esa parte si depende más del azar y la suerte.

Otro ejemplo se da cuando abrimos una web y justamente las publicidades que vemos son de los productos que requeríamos, incluso en ocasiones sobre lo mismo que veníamos hablando con alguien. Contrariamente a lo que muchos puedan imaginar, esa “coincidencia” no tiene que ver con que nos estén escuchando, sino que, nuevamente, los algoritmos de predicción se ponen en juego para intentar deducir qué podemos requerir con relación a los sitios previamente visitados durante el día de la semana, el mes, etc.

Esto es lo que podemos esperar en el mundo IoT 100% interconectado: un sistema que aprenda de nuestras costumbres y hábitos, para que nos movamos por la vida pensando que ésta nos sonríe de principio a fin del día. Son cosas simples, pero significativas, como salir al pasillo y que el ascensor nos esté esperando; que todos los semáforos estén en verde cuando pasamos; que al llegar a nuestra oficina el aire acondicionado ya tenga el ambiente climatizado, las luces estén en el punto justo y nuestra PC se encuentre prendida y disponible para empezar con todo.

Pero IoT puede hacer más, una cámara en nuestra heladera puede verificar los productos faltantes en relación con nuestros consumos y preguntarnos, así no estemos en la casa, si queremos reponer lo que falta, e inclusive a qué hora podemos recibir el pedido, para así, al llegar a casa, ya las compras están hechas y prontas a ser entregadas en nuestra puerta. 

Parece magia, un mundo utópico quizás, pero no lo es. Y mucho de lo descrito ya es realidad el día de hoy.