El desafío de la igualdad de género en tecnología

En una industria en constante expansión, como es la tecnológica, la inserción de la mujer sigue representando un gran desafío.

La pandemia dejó en claro la importancia del acceso al mundo digital y a la conectividad, y con ello, la escasez de profesionales especializados.

En un mercado con alta demanda de talento, como es el tecnológico, asoma la necesidad imperiosa de crear oportunidades para que las mujeres logren insertarse en este universo digital, y así contribuir a reducir la brecha de género que existe en este ámbito.

“La brecha laboral es muy grande. Hay estimaciones que indican que ya en el 2030 van a faltar millones de profesionales de tecnología en todo el mundo. Entonces si las mujeres logramos sumarnos, estaríamos en condiciones de acortar la brecha. Los números son bastante crueles, mientras que algunos hablan de 100 años, otros manifiestan 200 años para cerrar la brecha de desigualdad”, afirma Valeria Viva,Ingeniera en Sistemas con más de 15 años liderando proyectos tecnológicos para empresas en Latinoamérica, y entre otras cosas se especializa en temas vinculados a la problemática de género en la industria IT.

Valeria Viva
Valeria Viva
Más desigualdad en IA y robótica

El ecosistema tecnológico es tan grande como dinámico. Existen campos como el de la inteligencia artificial o el de la robótica que actualmente están jugando un rol preponderante en la configuración de este mercado y sus talentos, “solo el 14% está representado por mujeres”, comenta Valeria, mientras que otro tanto, en porcentajes similares, lo hace en los campos del cloud y data science.

“Estas son las tecnologías que están cambiando el mundo y en particular el mercado laboral. Ahí, donde hay falta de profesionales, buenos sueldos y condiciones laborales, no estamos las mujeres. Eso por un lado se traduce en un techo en el crecimiento, y por otro lado claramente le está faltando la mirada de la otra mitad, de ese 50% que somos las mujeres en todo el mundo”, analiza Valeria Viva.

La necesidad de desarrollar productos y servicios inclusivos

La tecnología necesita de la influencia de las mujeres, no solo para evitar el sesgo sino para hacer productos y servicios inclusivos; es decir, que contemplen las necesidades de la otra mitad de la población.

Existen casos concretos en el desarrollo de productos tecnológicos que demuestran una marcada desigualdad, como es el caso de algunos sistemas de reconocimiento de voz, que registran un 70% menos la voz de las mujeres que la de los hombres. Otra problemática se da en el desarrollo de aplicaciones, donde solo el 6% fueron diseñadas por mujeres. También existieron casos de software de reconocimiento facial que no funcionaban de manera precisa en mujeres afrodescendientes, a las que confundía con hombres y hasta con simios.

“El mundo está sesgado, y ahí es donde tenemos que trabajar. Hablamos de ‘ingenieros’, de ‘enfermeras’, de ‘programadores’ en lugar de ‘programadoras’, y en ese discurso estamos generando realidades, en cómo lo decimos. Se trata de estereotipos culturales, que si bien están cambiando, los números en tecnología no, incluso en los últimos años bajó”, reflexiona Valeria.

Educación STEM para las futuras generaciones

Convencida de que un futuro igualitario se construye cada día, en comunidad y con la tecnología como aliada, Valeria Viva ha llevado a cabo diversos proyectos junto a personas con las que comparte estos mismos valores. Es así como junto a dos reconocidas profesionales en el campo de la educación, llevan adelante el proyecto XSTEM.

Se trata de una organización pionera en Argentina y Latinoamérica en educación STEM, un nuevo método de enseñanza destinada a potenciar la vocación científico- tecnológica de los jóvenes, a través de programas dentro y fuera de la escuela, con el formato de talleres, afterschools y programas de verano.

Tiene como misión ayudar a los jóvenes a generar pensamiento crítico y a convertirse en diseñadores de su propio futuro.

Una de las bases de esta educación es desarmar los estereotipos de género. Colaborar con la reducción de las brechas de género. Otra es colaborar con la ciudadanía responsable, llevarlos a los chicos a ser ciudadanos de un mundo que cada vez es más complejo, donde hay que cuidar los recursos, que tal vez en nuestra infancia no teníamos tan en cuenta. A lo que apuntamos es a que sean agentes de cambio”, describe.

Para concluir, a modo de reflexión Valeria sostiene: “Es muy importante el apoyo familiar en la elección de este tipo de carreras. Tener la posibilidad de elegir. Antes había mucho prejuicio, o porque te consideraban un nerd o porque la mujer tenía que estudiar algo relacionado a las ciencias blandas. El rol del colegio también es importante, que suelen ser bastante primitivos. Pero en definitiva, todos somos parte de este cambio,  donde cada uno de nosotros puede aportar su granito de arena. Siempre les exigimos a los gobiernos, a los docentes, a los empresarios, sin embargo todos podemos hacer nuestra parte, con nuestros hijos, sobrinos, hijos de amigos, enseñándoles”.

Perfil
Valeria Viva
Valeria Viva

Valeria Viva es Ingeniera en Sistemas, pero también es emprendedora, tecnóloga, capacitadora y docente. Nacida en Capital Federal hace 45 años, ya desde chica comenzó a dar sus primeros pasos en la computación, cuando a sus 16 años decidió estudiar programación en el Instituto Superior de Capacitación Mariano Moreno, “ Iba todas las mañanas al Instituto y a la tarde a la escuela. Luego empecé a dar clases ahí mismo, lo que me permitió comprar mi primera computadora, algo que tanto anhelaba desde chica”. Se considera una persona pragmática y hacedora, algo que le atribuye a su padre, quien la acompañó y la motivó en este camino.

La problemática de género en la industria tecnológica la llevó a crear el blog Mujer y Tecnología, una comunidad que le permitió brindar capacitaciones y conferencias en todo el país.

Nunca dejó de estudiar. Hizo Postgrados en negocios, en E-learning y especializaciones en Género, Big Data y Machine Learning. Sin embargo, también se hace un tiempo para el disfrute, aquel que comparte con su hija de 11 años, y en ocasiones, el que le dedica al tenis.