El mundo fintech es la democratización de la confianza

Ramiro Gamen, bitcoiner pionero, economista y fanático de la tecnología
Ramiro Gamen - Neurona BA
Ramiro Gamen

Ya desde que estudiaba Economía en la Universidad de San Andrés, Ramiro Gamen descubrió que lo suyo no sólo serían las finanzas, sino lo financiero asociado a la tecnología. Es que este porteño de 29 años, que creció en el barrio de Belgrano y en la actualidad vive en Londres, fue pionero en el mundo bitcoin local y cofundó el primer Bitcoin College Club en América del Sur.

Hoy se desempeña como vicepresidente de ventas de Scalable Solutions, una empresa suiza de desarrollo blockchain que ofrece infraestructura tecnológica y soluciones para el mercado financiero internacional. Desde la sede de Londres, emblema de ecosistema fintech europeo, desarrolla sus actividades allí por la facilidad horaria que le permite llegar a los mercados que necesita desde su actual posición: Medio Oriente, Latinoamérica, Singapur, Hong Kong, Australia, África y Asia.

En diálogo con Neurona BA explica sobre su actividad actual: “Nuestra tecnología es blockchain, ofrecemos infraestructura para exchanges y soluciones para el mercado primario y secundario de activos digitales. Tenemos plataformas de marca blanca, que customizamos de acuerdo a las regulaciones y a las necesidades del cliente. Hoy en día son utilizadas sobre todo para transaccionar criptomonedas, pero creemos que por la tecnología de tokenización que ofrece lo fintech, se empezará a crear un mercado más líquido para otros activos que representan valor, como pueden ser obras de arte, real estate, un diamante o una colección de vinos.

Del bitcoin al fintech ¿o al revés?

Enfatiza, reflexivo, que “el mundo fintech es la democratización de la confianza, porque hasta que llegó la tecnología era muy difícil confiar en la gente sobre temas de dinero. Sólo se usaba el efectivo, por el respaldo del banco central, pero ahora la tecnología permite que cientos de personas confíen en otras, haya préstamos online entre desconocidos, y existan el crowdequity y el crowdfunding.”

Trabajó en consultoría, en arbitraje internacional, en desarrollo de negocios, en análisis financiero y fue representante para Lationamérica de una empresa de innovación que ofrece blockchain como servicio. Conoció el mundo bitcoin en 2014, gracias a un amigo, y el encuentro, que derivó en la creación del primer club bitcoin de Latinoamérica, tuvo características “evangelizadoras”, porque aún era casi inexistente el conocimiento de las criptomonedas en nuestro país.

Recuerda, que en ese momento cada bitcoin valía 200 dólares y, en el afán de obtener algo tangible, hasta llegó a cambiar algunos por sándwiches. “Junto a Ariel Aguilar, hemos llegado a repartir folletos sobre bitcoin en una esquina de la plaza San Martín, a las 3 de la tarde. Era una comunidad muy nueva e innovadora y mi recomendación, para todo el mundo, era que compraran bitcoins. Uno de mis sueños es saber si alguien que vio el folleto compró bitcoins, y de alguna manera le cambié la vida, ya que hoy un bitcoin tiene el valor de un auto”.

Experiencias fintech y el futuro

Consultado sobre cómo imagina el ecosistema fintech dentro de diez años, Gamen sostiene: “Creo que va a estar muy consolidado, porque permite ahorrar costos e intermediarios y una mayor inclusión financiera. Su sencillez y la accesibilidad, a través de un teléfono celular, aumentan enormemente las posibilidades financieras de personas no bancarizadas, que son un porcentaje muy alto de la población global.”

Y agrega que lo fintech es un fenómeno sin fronteras, ya que la síntesis de la inclusión financiera que pregona, arrancó en Kenia, con el sistema M-PESA, una banca virtual que ofrece servicios de transacción a través de una tarjeta SIM en un teléfono móvil. “Esa tarjeta se inserta en el dispositivo móvil y los usuarios pueden recibir y almacenar minutos, que valen como dinero, así como realizar pagos y transferir dinero a proveedores y familiares mediante mensajes SMS. En eso se sustenta una de las ideas de bitcoin y la cadena de bloques, que lo que uno pueda transferir no sea necesariamente un valor monetario de un Banco Central sino valor de cualquier tipo de activo, para poder pagar en lo que sea”, indica

Además, ve que la llegada de bancos digitales o neobanks a Latinoamérica, que en Europa son moneda corriente, ya es un indicio de la expansión. “En Dinamarca, por ejemplo, ya no se usa el dinero físico y yo jamás he ingresado a una sede física de un banco. Con mi pasaporte y mi dirección, me instalé una app, me saqué una foto y obtuve una cuenta en minutos. Me pagan digital y pago digital, hasta el subte. Acerca de la Argentina Ramiro manifiesta que “el sector se empezó a ampliar con la llegada de open Banks o fenómenos como los de crowdfunding y crowdequity.”  

Y concluye que, a su criterio, el siguiente nivel del sector es “alcanzar lo que hizo We Chat en China, es decir, reunir en un mismo ecosistema una red social y una entidad fintech: hay transacción de información y de valor dentro de una misma red y los costos son mucho menores. Entiendo que Whatsapp está en línea con esa disrupción”.

Más allá de lo financiero

Nació en Caballito pero creció en Belgrano. Hizo la secundaria en México y luego volvió al país a estudiar en la Universidad. Y durante su infancia, mudarse era algo habitual, ya que el trabajo del padre lo llevó a vivir también en Canadá y Sudáfrica. Acostumbrado a hacer las valijas, curioso e inquieto, no dudó en instalarse en Chipre por una oportunidad laboral y luego, nuevamente, mudarse a Londres. Es hincha de Boca, fanático del fútbol y de Bielsa. Tuvo la oportunidad de ver partidos de la Premier League y dice que Londres, parece Argentina: “todos hablan de fútbol y adoran a muchos de los jugadores de nuestro país; hasta hablan de Santa Fe o de Casilda, con una gran familiaridad”. Conserva el hábito del mate, el dulce de leche, el dulce de batata y los alfajores, sobre todo cuando va a Francia a visitar a sus padres: “mi mamá conserva las costumbres bastante más que yo, hace empanadas y compra esos productos que, con gusto, me traigo a casa cuando vuelvo de visitarlos.”