IoT y la revolución energética
IoT y la administración de recursos. Machine Learning puede colaborar para que la tecnologÃa haga un uso eficiente de la energÃa.
En nuestro dÃa a dÃa interactuamos con todo tipo de tecnologÃas. Algunas de ellas ya las hemos interiorizado a punto tal de creer que son algo natural, como, por ejemplo, abrir una canilla y que salga agua limpia y bebible; o tocar una tecla de luz e iluminar nuestra noche. Incluso aquello que sólo existÃa en cuentos fantásticos hace unas pocas décadas, hoy por hoy las vemos como algo natural.

Ahora bien, todo este universo de tecnologÃas tiene algo en común, y es que consume energÃa, y no poca, justamente, ya que dÃa a dÃa ven la luz más y más dispositivos que terminamos adoptando como naturales y básicos.
Generar energÃa no es tarea fácil, como tampoco lo es conservarla y por esa razón las grandes compañÃas tecnológicas hacen enormes esfuerzos para que sus productos sean cada vez más eléctricamente eficientes. Pero ver evolucionar a una lámpara incandescente de 100W a un led de 8W, o ver que nuestra notebook puede estar todo un dÃa prendida con una sola carga, es solo una parte de esta revolución que implica administrar mejor los recursos generados.
Actualmente las energÃas renovables de bajo impacto ambiental, como la solar o eólica, empiezan a hacer uso del Machine Learning para predecir patrones climáticos. Estos algoritmos permiten elegir sabiamente cuántos recursos poner en generación, cuánta energÃa almacenar y cuánta distribuir. Esta práctica deviene en un menor desgaste en las piezas y alarga, a su vez su vida útil, lo que implica una mayor rentabilidad y una menor dependencia de las energÃas generadas, con un impacto ambiental mayor.
IoT es la siguiente revolución en el ámbito de administración de recursos, porque puede activar y desactivar altos consumos según cada necesidad real. A su vez, la creciente oferta de vehÃculos eléctricos y dispositivos móviles con baterÃas de alta capacidad, que permiten compartir su carga con otros dispositivos, posibilitará, en un futuro cercano, que los dispositivos IoT sean capaces de elegir cuándo cargar nuestro móvil o vehÃculo eléctrico y cuándo tomar energÃa de sus baterÃas, para devolverla a la red eléctrica en base a nuestras costumbres individuales o como población total. Esto volverÃa a todos los dispositivos conectados en una mega gran baterÃa distribuida.
Está claro que no podemos devastar nuestros bosques para instalar plantas hidroeléctricas. No podemos contaminar nuestros océanos con residuos nucleares o nuestros cielos con CO2 sólo por estar un poco más frescos en verano y más calientes en invierno. Pero con tecnologÃa para administrarnos bien podremos conservar nuestro mundo sin resignar aquello a lo que nos hemos acostumbrado.

Por Fernando Maniglia
Gerente de Seaman. SRL