Un fan de la tecnología y especialista en la protección de los datos

Entrevista a Cristian Dittamo,responsable de preventa para el Cono Sur de Veritas Technologies LLC

“Nos encargamos del ciclo de vida de la información desde que se generó hasta que dejó de ser útil”, es la frase que utiliza Cristian Dittamo, responsable de preventa para el Cono Sur de Veritas Technologies LLC para describir su actual función en una empresa que colabora con sus clientes para acelerar su transformación digital.

Aunque la administración y protección de datos en múltiples nubes, la optimización del almacenamiento y su preparación para el cumplimiento, entre otras funciones, no fueron sus únicas inquietudes. Ya desde chico, en su Vedia natal, era curioso de la tecnología: desde encender una lamparita a través de una tecla hasta cómo diseñar un submarino para sumergirse en la laguna de su pueblo. “Creo que desde entonces intuí la importancia de la innovación para concretar los proyectos personales. Claro que no tenía conciencia de estas palabras, pero hoy a la distancia, veo que siempre me interesó lo que estaba detrás de los avances tecnológicos”, señala.  

Y en Veritas se ocupa de esos procesos que no se ven, vinculados a la protección de datos y continuidad de negocios. Sobre su quehacer actual explica: “Cuando un usuario genera un archivo, tal vez pasan 3 o 4 años y nadie lo edita, ni siquiera lo ve, y desde entonces sólo está guardado. Desde Veritas analizamos esa información con un software de analítica, que puede ayudar a las organizaciones a tomar mejores decisiones sobre almacenamiento y otras temáticas de IT.”

Cristian Dittamo
Cuidar la información

Más allá de que la empresa en la cual trabaja actualmente no sea exclusivamente de ciberseguridad, su tarea principal se vincula con la protección de los datos. “En la pc del hogar, el servidor de la oficina, la nube pública, etc. en todos ellos y más, hay datos. Nuestra tarea es protegerlos, asegurar la continuidad y ayudar a que las organizaciones puedan abstraerse de los lugares en los que estén corriendo y moverlos de un lugar a otro para que continúen funcionando cuando exista cualquier tipo de caída”, indica Dittamo.

Con respecto al uso de esta tecnología, dice que no es tan aplicada en el backoffice, sino preferentemente en áreas con marketing, con analítica asociada a las búsquedas de los usuarios y a la información que podrían necesitar. “Eso permite proteger los datos, predecir comportamientos y evitar ataques. Pensemos, además, que se estima que para 2025 tendremos 175 zetabytes de datos, de los cuales el 80% serán no estructurados. Sin una analítica adecuada o un software inteligente, es difícil comprenderlos y decidir, por ejemplo, cuáles mover; dónde prestar atención; cómo prever almacenamiento, crecimiento de files system, uso y rendimiento, etc.”

El avance tecnológico impulsado por el Covid-19

En general, un año y medio era el tiempo promedio requerido por las empresas para implementar tecnología en la nube. A causa del Covid-19, son desarrollos que han logrado implementar en tiempos inimaginables: entre un mes y medio y dos meses: “el Covid hizo que empresas y organismos, con un roadmap de acá a un año, tuvieran que acelerar implementaciones porque, por ejemplo, de un día para el otro el 99% de su plantel pasó a trabajar desde su casa”.

Este “new normal”, en el que la mayoría de las reuniones de trabajo se hacen de manera remota por distintas plataformas ya eran habituales en las empresas de tecnología, porque los equipos están compuestos por personas que desarrollan su tarea en 3 continentes distintos.

“Pero el Covid-19 marcó las tendencias tecnológicas del 2020 y su impacto será aún más trascendente, ya que influyó en decisiones que parecían imposibles: organismos enteros en los que se trabaja remoto; replanteo total de circuitos internos de trabajo; grandes, medianos y chicos, todos tuvieron que readaptarse”, analiza.

Gestionar para evitar daños

Con una amplia experiencia en Datacenters y entornos virtualizados, así como en temas de storage, backup y disaster recovery, que trabajó en distintos países del Cono Sur, Dittamo sostiene que la necesidad de llevar soluciones a nube había comenzado antes de la pandemia: “Se hacía muy necesario resguardar información en, por lo menos, cuatro estadíos: protegerse antes de que lleguen los ramsonware; detectar qué pasó, una vez que sucedió el ataque; remediar, luego de que pasó; y restaurar todo, para recuperar esa información.”

“Trabajamos mucho con appliances montados en base a Linux, con sistemas operativos propios, que garantizan inmutabilidad de los datos, es decir, que no se pueden borrar, pero que tampoco pueden modificarse. Y, además, al tener un tipo de soluciones del tipo IDS e IPS para prevenir que puedan ser atacados, más la inmutabilidad de la imagen de backup tomada antes, se garantiza la recuperación”, sintetiza.

Como suele verse en los medios, la forma de operar de los ramsonware cambió: ya no se trata tanto de ataques masivos, sino que son dirigidos, organismo y entidades grandes y notorias. En este sentido, Dittamo concluye: “Ahora hay que pensar que la organización va a recibir un ataque en cualquier momento y es necesario resguardar los datos. Se estima que en este primer trimestre va a haber un ataque cada 11 segundos, así que el secreto es actuar antes de que suceda.”


Perfil
Cristian Dittamo
Cristian Dittamo

Cristian Dittamo tiene 47 años y nació en la ciudad de Vedia, provincia de Buenos Aires, adonde siempre vuelve ya que buena parte de su familia reside allí. Como la mayoría de los chicos del pueblo, creció jugando en la calle con sus amigos de la infancia, “curioseando” sobre tecnología y experimentando “locas ideas” como la de construir un submarino. “Tendríamos 9 o 10 años y planeábamos ese tipo de aventuras. Construimos el submarino y lo sumergimos en la laguna del Balneario. El problema fue que yo estaba adentro y si bien fondeó, no se desplazaba. Menos mal que teníamos un plan B por si algo fallaba y así pude sobrevivir”, relata divertido. Y agrega que hasta en ese momento de la infancia aprendió la importancia de la innovación en la tecnología, y de la tenacidad, para hacer que funcionaran “los proyectos descabellados que iniciábamos con mis amigos”.

Cursó estudios de ingeniero electrónico en la UBA, con una amplia trayectoria en empresas tecnológicas, de sistemas, informática y soluciones IT. Su mayor interés y hasta su hobby fue la tecnología desde siempre, la matemática y la física eran como un juego en el colegio; no obstante, entre sus pasatiempos se encuentran el buceo –es instructor- y el rugby. Está casado con Silvina, tiene dos hijos, Renata (9) y Fausto (7) y Octopus, un perro de 15 años al que toda la familia adora.