Y luego, ¿qué? Las ciudades después del COVID-19: Balance 2020 Ciudades Inteligentes

Por Ing. Fabián Alejandro Garófalo: Ing. Fabián Garófalo. Fundador de SmarterCities/Ciudades+Inteligentes; Asesor de ONG´s, organismos de Estado de varios países y fuerzas de seguridad en estrategias de Ciudades Inteligentes, Gobierno Abierto y Seguridad Ciudadana; miembro asesor de la Red de Ciudades Inteligentes de Argentina (RECIA) y del Instituto Ciudades del Futuro. fabian.garofalo@smartercities.ar

Fabian Garofalo
Fabian Garofalo

La crisis del coronavirus ha modificado la vida cotidiana en casi todos los núcleos urbanos del mundo. Unos cambios que, lejos de ser puntuales, posiblemente transformen la forma de pensar, diseñar y habitar las ciudades en el futuro no muy lejano.

En este año clave para las ciudades tras la situación vivida en estos varios meses a causa del COVID-19, la tecnología y la innovación han desempeñado un papel fundamental y muy activo.

La colaboración entre los distintos actores, las estrategias a futuro, la importancia del intercambio de conocimientos y experiencias y las TIC como herramienta para minimizar los efectos de la pandemia fueron algunas de las cuestiones transversales en todas las ciudades, que han acelerado su transformación digital debido a la pandemia.

En algunos casos, las administraciones municipales han logrado estar más cerca de las personas, las pymes y los comercios. Y para avanzar en su crecimiento deberán reforzar las competencias digitales de trabajadores de sus municipios, impulsar la digitalización, fomentar la digitalización del modelo productivo, estimular la transición hacia una economía del dato aprovechando las oportunidades de la IA, y garantizar los derechos digitales a la ciudadanía para reducir la desigualdad, aumentar la productividad y aprovechar las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías.

Resiliencia digital

Varios fueron los retos que las ciudades debieron sobrellevar en el contexto del COVID-19, el más importante ha sido la digitalización de la administración, tanto a nivel interno como ciudadano.

Se han acelerado el desarrollo e implantación de soluciones de ciudad inteligente para permitir el teletrabajo, gestionar los centros educativos y habilitar una comunicación más efectiva entre las administraciones públicas y la ciudadanía. Y se debe avanzar en los próximos años hacia la interoperabilidad los servicios públicos, servicios sanitarios, de seguridad ciudadana y la interrelación con la ciudadanía.

Los gobiernos centrales deben propugnar en la aplicación y casos de uso de las tecnologías en el gobierno, la participación ciudadana y la transparencia, la accesibilidad, el transporte y la movilidad, la eficiencia energética, las Smart Grids y las energías renovables, la economía circular, la transformación digital y los servicios públicos 4.0, la seguridad ciudadana, los destinos turísticos inteligentes, el Smart Water y la Smart Waste.

Quedan deudas de las ciudades como el uso de datos abiertos públicos y/o privados y la nube para la gestión inteligente de las ciudades, la brecha digital, la calidad del dato, la Inteligencia Artificial, el 5G, el IoT y el blockchain y la sostenibilidad, las iniciativas de gobernanza inteligente, la ciberseguridad y la privacidad.

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Rol clave para la recuperación ante la pandemia

El problema que ha surgido es de una índole múltiple: sanitaria, social, logística, organizativa, informativa y legislativa. Nadie podía considerarse preparado, pero sí ha sido fundamental la capacidad de reaccionar, que, junto con la capacidad de liderazgo de los gestores públicos hacen la diferencia cuando se hace uso de herramientas de información, conocimiento, organización, planificación, ejecución, estimación o evaluación de escenarios.

Aunque, no todo es tecnología: el objetivo de las ciudades inteligentes es incrementar la calidad de vida del ciudadano y que la tecnología es un medio para conseguirlo, si bien hay otros procesos complementarios a la tecnología que también son muy necesarios.

Esta pandemia nos ha dejado varias lecciones aprendidas:

  • La importancia de la gobernanza y del liderazgo político, y la necesidad de que las entidades gubernamentales actúen de manera coordinada.
  • La necesidad de una planificación urbana eficiente y con sistemas de información sólidos que permitan anticipar respuestas y obtener resultados efectivos y medibles.
  • La digitalización y sistemas de respuesta basados en datos es estratégica a la hora de atender las demandas sociales de una manera más eficiente, directa y transparente.
  • La responsabilidad social crea capital social, generando un mayor aprecio del espacio público como patrimonio de valor incalculable a proteger y potenciar.
  • El nuevo papel del espacio público y la movilidad sostenible.
  • Comunicar bien y con transparencia, de una manera clara y sencilla y en un lenguaje con el que el público en general se identifique. 
  • Una nueva mirada a la resiliencia urbana para tener territorios saludables y resilientes que permitan afrontar esta y otras adversidades que puedan surgir a lo largo de los años.
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Apuestas hacia las Ciudades Inteligentes

Como decía al principio, este tipo de situaciones aceleran el proceso de innovación y transformación para que luego seamos ciudadanos de ciudades más resilientes.

Una de las apuestas que deben traccionar los gestores de ciudades, ya que la inversión pública está cayendo a pasos agigantados, es direccionar a las inversiones público-privadas y el trabajo en conjunto de ambas, ya que el sector público cuenta con unas capacidades y el privado con otras.

Nos hemos apalancado sobremanera en el uso de la tecnología, y esto ya afectó a las ciudades y a los ciudadanos, lo que supondrá un nuevo reto a nivel social.

Es hora de avanzar a la ciudad de 15 minutos: no tanto hacia la planificación urbana, sino hacia la planificación de la vida urbana, donde los servicios básicos están a menos de un cuarto de hora de nuestra vivienda. Una ciudad que ofrezca calidad de vida en las distancias cortas, y acceder más fácilmente a las seis funciones sociales urbanas esenciales: habitar, trabajar, aprovisionarse, cuidarse, aprender y descansar. Algo que ya era necesario antes de la pandemia. Resiliencia, planificación y transformación digital para la ideación de la nueva inteligencia de las ciudades más inteligentes.