Instituto Pladema: investigar y desarrollar desde la universidad

En una charla con Neurona BA, el doctor Marcelo Venere, Director del Instituto PLADEMA, de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN) expone sobre el trabajo en innovación que se realiza en ese organismo, sus proyectos, las líneas de investigación, y la conformación de los equipos. Y, con generosidad y experiencia académica, analiza distintas aristas de la tecnología, la divulgación y el financiamiento de la ciencia, la captación de recursos humanos IT, su formación, la programación y la Inteligencia Artificial, o “Learning”, como prefiere llamar a esa disciplina que “entrena algoritomos” y, a su modo de ver, es el futuro de la ciencia.

El Instituto PLADEMA, cuya sede se encuentra en Tandil, en la UNICEN, es un centro de innovación que desarrolla aplicaciones tecnológicas para la optimización de los procesos en distintas ramas de la industria, como medicina, agricultura, minería, energía, hidrología, entre otras.

La sigla que lo denomina refiere a los “Plasmas Densos Magnetizados”, y su creación fue en 1987, a instancias de la Comisión de Energía Atómica (CNEA), para investigar un área muy específica: la “fusión nuclear”. “La fusión nuclear es una reacción en la que se unen dos núcleos ligeros para formar uno más pesado, y de la que se dice, será la energía del futuro. Si bien, al día de hoy, no se ha logrado controlar la fusión con el objeto de producir energía, existen líneas de investigación para lograrlo y hacer que la humanidad esté soportada por la fusión”, explica el doctor Marcelo Venere, Director del PLADEMA y profesional de larga trayectoria en ciencia y tecnología.

Acerca de su desembarco en PLADEMA, luego de desempeñarse en el Instituto Balseiro, Venere comenta: “Siempre fui muy inquieto y estar mucho tiempo en el mismo lugar me hacía ruido. En el Balseiro había entre 200 y 300 científicos de alto nivel y pocos alumnos, por lo que el crecimiento y desarrollo se hacía difícil. Vine a Tandil a fines de 1998, a un año de la creación de PLADEMA, ya que fui compañero en el Balseiro de su fundador, Alejandro Clausse.

Detalla, además, que en esos años había muy pocos investigadores que trabajaban este tema en Argentina y se encontraban en diferentes lugares del país: “Se creó una red para unir todos los recursos y se coordinaría desde este nuevo instituto creado en Tandil, en la Facultad de Ciencias Exactas. Desde ese momento el crecimiento de PLADEMA estuvo fuertemente dominado por el ingreso de alumnos y profesionales de la carrera de Ingeniería en Sistemas de esta facultad, por lo que las nuevas líneas de investigación tenían un fuerte componente de software”.

De hecho, uno de los motivos de su establecimiento en Tandil fue su fuerte experiencia en software. “Casi toda mi vida profesional había trabajado en computer graphics y geometría computacional, así que comencé dictando cursos en estos temas, que interesaron muchísimo a los alumnos de la carrera, y a partir de ahí, se fueron sumando muchas personas. Vinimos dos investigadores, formados con una trayectoria extensa, a un lugar donde había alumnos deseosos de tener una dirección en ese sentido, así que crecimos rápidamente”, rememora. La que sigue es una entrevista enriquecedora con el Dr. Venere sobre el instituto, la investigación, la tecnología y la ciencia, entre otros interesantes temas.

¿Cómo fueron los inicios de PLADEMA?

Al principio éramos Alejandro y yo, y unos pocos jóvenes estudiantes, que se quedaron y crecieron en experiencia. Estos, luego, acercaron a más jóvenes y en la actualidad hay aproximadamente 100 personas trabajando en el Instituto.  Hay una importante rotación de gente en la carrera científica y para nosotros eso es deseable. Promovemos las estadías de investigación, incentivamos a los jóvenes para que hagan postgrados o estudios en el exterior, ya que eso les abre la cabeza, les hace ver otro panorama, establecen vínculos, se “curten” en las primeras ligas. Actualmente, hay media docena que están afuera y algunos de los que se fueron, volvieron. El Instituto está muy maduro, hacemos investigaciones innovadoras y es realmente grande.

¿Cuáles son las líneas de investigación actuales?

Hoy hay seis líneas de investigación que están dirigidas por la siguiente generación, aunque vale recordar que a menudo, las líneas de investigación se crean y algunas desaparecen, mientras otras continúan y se afianzan. En el área de computer graphics armamos un equipo para involucrarnos en algunos desarrollos específicos. Los resultados fueron muy buenos y Cristian García Bauza, que estuvo en todos estos trabajos, ahora es el líder de ese grupo de investigación que se mantiene en el tiempo y se llama MediaLab.

Otras líneas son “modelado numérico” y “visión computacional”. También trabajamos mucho en aplicaciones de simulación para medicina. Esa línea se robusteció mucho y hoy hay un equipo que hace modelado del flujo sanguíneo de un ser humano. Con esta herramienta es posible ir un paso más allá de hacer un diagnóstico en base a una imagen del sistema arterial; podemos ver el flujo sanguíneo circulando en esas arterias y determinar si se va a producir una estenosis o no. También se trabaja en procesamiento de imágenes del tipo tomografía o resonancia magnética; o más recientemente, un trabajo muy prometedor en base a imágenes de fotos de fondo de ojo, con las que se pueden detectar y diagnosticar glaucomas eficientemente. Otra posibilidad que está en análisis es hacerlo con fotos casuales, para hacer alertas tempranas en forma automática. Imaginemos que cada foto que se sube a Facebook pasara por este procesamiento; sería posible que al detectar un problema salga una leyenda: “Es importante que Ud. vaya a su médico y se realice equis estudio”. Es una línea muy prometedora, ya que las patologías se podrían detectar precozmente.

Son líneas de alto impacto…

Así es, tal vez esa sea la “zanahoria” de cada proyecto. Otra línea de trabajo es sobre la optimización matemática para resolver problemas como el tránsito urbano o la logística. De esa área salió una herramienta que hicimos para YPF y que se utiliza para planificar la distribución de productos, a través de un software desarrollado hace quince años.

¿Hay proyectos en desarrollo para el propio Estado?

Desde hace varios años el Instituto tiene un importante reconocimiento en el país y una alta visibilidad. Por eso desde el Estado nos empezaron a pedir el desarrollo de sistemas específicos que, por su carácter estratégico, prefieren no contratar en el sector privado. Uno de ellos es el trabajo que tenemos con el Ministerio de Salud de la Nación, para hacer la Historia Clínica Interoperable, basada en estándares internacionales, que, al tener la información online, puede ser consultada por distintos hospitales. También montamos un sistema para ordenar el trabajo adentro de los hospitales (turnos, atención ambulatoria, internación, enfermería, etc.). Este sistema comenzó a utilizarse en el ambiente público de varias jurisdicciones, entre las que se destacan las provincias de Buenos Aires, Mendoza, La Rioja y Chubut. La idea es que los hospitales públicos abandonen el papel y el sistema se extienda a todo el país, se transforme en un estándar y luego se sume el sector privado. En ese tipo de proyectos trabaja un equipo muy fuerte y le damos soporte a la provincia de Buenos Aires, donde el objetivo es instalar la plataforma en 53 ciudades de la provincia en los próximos meses. Hasta ahora, la historia clínica era un sistema propiedad del médico y el objetivo es que la historia clínica sea del paciente, que cualquier médico pueda verla.

Autoridades de la Unicen inauguraron la ampliación del edificio del Instituto Pladema, de la Facultad de Ciencias Exactas).

El financiamiento de la ciencia.

Consultado acerca de los fondos necesarios para hacer que la investigación avance, Venere señala que hay dos formas de financiarla: la estándar, a través de subsidios, u otra, que se está difundiendo cada vez más, vinculada con proyectos en base a las necesidades de terceros.

La financiación estándar es acotada en la Argentina. En base a su curriculum y antecedentes, el investigador presenta una propuesta de proyecto de investigación al Ministerio, que tiene programas de financiamiento abiertos, y se puede obtener un subsidio que permite hacer investigación y mantener el equipo de trabajo. Como los subsidios no son montos importantes, aunque hayan mejorado con respecto al pasado, apenas permiten sobrevivir, es decir, continuar en una línea de investigación y publicar. La otra forma de financiar, a mi modo de ver más eficiente, es involucrarnos en proyectos de investigación o desarrollo que alguien quiere y que cuentan con un presupuesto para llevarlos a cabo. Así fue como creció mucho PLADEMA ya que estos fondos pueden ser entre 10 y 100 veces superiores a los que provienen del sector científico propiamente dicho”, resume.

“Creo que el Estado debe mantener los subsidios clásicos a través de la Agencia o el Conicet para que los grupos sigan existiendo, pero también hay que plantear desafíos que implican 100 veces esos presupuestos. Esa manera de financiar la ciencia para mi es mucho más efectiva. Cuando EEUU llevó el hombre a la luna, movilizó a la ciencia detrás de un desafío tecnológico enorme, con un presupuesto también enorme. Y hoy usamos tecnologías que fueron subproductos de ese proyecto Apollo”, reafirma.

¿Tiene publicidad la ciencia o no se divulga lo suficiente?

La ciencia no es marketinera y no sabe “venderse” a la sociedad. En general, a los científicos les cuesta bajar al ruedo y explicar los temas de manera simple. Ahora se está haciendo un gran esfuerzo para formar científicos divulgadores de la ciencia, aunque es algo incipiente. Creo que nuestro error fue que no supimos hacerlo “marketinero”.  Carl Sagan fue uno de los más importantes divulgadores científicos, que “renegaba” muchísimo porque la astronomía y la astrología fueran de la mano hasta el siglo XV, cuando se inventó el telescopio y se empezó a hacer astronomía en serio. Hoy en día, al abrir un diario, la astrología, que no tiene sustento científico, está presente todos los días a través de la publicación del horóscopo, en cambio no hay un solo artículo de astronomía. Es como que los científicos nos entusiasmamos con lo que hacemos y nos olvidamos de incentivar al resto con lo que investigamos, que es muy bueno, que tiene tintes realmente disruptivos, de alto impacto y la sociedad no se entera.

PERFIL

Marcelo Venere cursó Ingeniería Electrónica en la UBA y después de dos años ingresó al Instituto Balseiro, en el Centro Atómico Bariloche, donde obtuvo el título de Ingeniero Nuclear. Se doctoró en la misma disciplina unos años más tarde y permaneció veinte años trabajando en ese Centro de Investigación. Le encantó Bariloche y se enamoró de las actividades de montaña. Se trasladó a Tandil, otra atractiva ciudad, con numerosas bellezas naturales y propicia para la vida sana, para participar del proyecto PLADEMA casi desde sus inicios.

Marcelo Venere, Director del Instituto PLADEMA

Contacto: venereemj@gmail.com.

PLADEMA: (54)249 4551157 https://pladema.exa.unicen.edu.ar/

Continuará en la próxima edición de Neurona BA.