La identidad de género más allá de la tecnología

La historia de vida de un joven varón trans, Samuel Di Giorgi, que se abre camino en el mundo de la tecnología, en una sociedad que comienza a atravesar un cambio de paradigma en este sentido. ¿Importa o debe importar la preferencia de género de una persona para que acceda a un trabajo bien remunerado? ¿Representa la tecnología una oportunidad como igualador de derechos en este sentido? Una mirada fresca y concreta, en primera persona, que reflexiona sobre la sociedad, el trabajo y la inserción laboral de las personas, más allá de su identidad de género.

Samuel Di Giorgi es un hombre trans de 23 años que encontró en la empresa de tecnología Trans-TI una oportunidad para crecer laboralmente y a nivel personal.  “Durante mis años en la secundaria aprendí a codear html y css, que si bien son lenguajes de diseño y no precisamente de programación, fueron con los que empecé”, rememora sobre sus comienzos.

“La tecnología es un campo laboral tan amplio, tan lleno de oportunidades, que si uno cuenta con una base de experiencia, es difícil que no comiencen a llegar nuevas ofertas laborales, o que te quedes sin trabajo si dejaste el anterior”, evalúa Samuel acerca de las posibilidades laborales que abre ese mundo IT.

Acerca del cambio de paradigma que se avizora en materia de identidad de género y la puerta que se abrió con la empresa para la que trabaja, sostiene: “Tener la posibilidad, como persona trans, de formarte para llegar a tener trabajo en esta área, es un cambio más que positivo. Sobre todo, si se tienen en cuenta las pocas chances que hay para conseguir trabajo en el colectivo trans, y lo exclusivo que pueden llegar a ser algunos entornos laborales”.

Más allá de su experiencia personal, considera que la expansión de la tecnología de los últimos años ofrece excelentes oportunidades para todas las personas interesadas en estos temas, desde programación hasta data entry, pero en especial para el colectivo trans.

Las raíces del cambio

Acerca de la industria de la tecnología reflexiona: “sigue siendo dominada mayormente por hombres y género pero también creo que hay mayor conciencia sobre este tópico. El crecimiento del movimiento feminista y las marchas LGTB son la razón por la cual la comunidad tiene visibilidad y se  han adquirido derechos como la Ley de Identidad de Género y el cupo laboral trans”

Y sobre Trans-TI dice: “Este trabajo me capacita, me ayuda a adquirir conocimiento y me permite costear todas mis necesidades mientras sigo aprendiendo y estudiando. Lamentablemente es una realidad que ser trans y tener un trabajo en blanco sigue siendo, hoy, un privilegio”.

El contexto social y experiencia de vida.

“Hay algo que quiero destacar y es que si bien mi vida hubiera sido más fácil en varios aspectos si hubiese sido cis género, también es cierto que tuve suerte, porque cuento con el apoyo de mi familia, tengo estudios que me han permitido conseguir trabajo y tengo obra social, algo que me permitió operarme y contar con un tratamiento hormonal. Pero lo que a mí me pasa no representa a la mayoría. Hay mucha gente trans que termina en malos términos con su familia, se hunden en la pobreza, no han podido completar sus estudios y como consecuencia sus chances laborales son muy escasas –en malas condiciones laborales- o nulas”, sintetiza sobre su experiencia de vida y el contexto social del colectivo.

Y agrega que, si bien gracias a la sancionada Ley de Identidad de Género las personas trans pueden atenderse en hospitales públicos para transicionar, reconoce que “acceder a las hormonas puede ser una lotería. Por experiencia propia puedo decir que a veces en los hospitales públicos carecen del stock para cumplir con lo que dicta la Ley y eso no debería ser, no es que el tratamiento permita tomar hormonas un mes y después cuando se pueda. También hay casos de mala praxis que traen complicaciones a la larga, como en las intervenciones de masculinización del tórax”.

Para terminar, Samuel advierte que a nivel social todavía falta mucho por cambiar: “existen muchos prejuicios y, a mi modo de ver, falta de respeto. Porque puedo entender que una persona que es completamente ajena a la comunidad LGTB no logre entender esta “forma de vida” pero la realidad es que nadie necesita entender algo para respetar a una persona, en especial cuando, a fin de cuentas, no afecta a nadie lo que haga en su vida privada”

PERFIL

Nacido en la provincia de Mendoza, a los dos años Samuel Di Giorgi se mudó con su familia a Buenos Aires, donde estudió en un bachiller técnico orientado en Química. Su interés por la tecnología hizo que cursara durante algún tiempo, en un instituto terciario de Ingeniería en Sistemas y en la actualidad, como su lugar de residencia es en La Plata, estudia informática en la UNLP. Acerca de otros intereses o pasatiempos, expresa: “Me gustan los idiomas. Sé inglés, aprendí por mi cuenta, y hace un año y medio estudio japonés”

Samuel Di Giorgi