Qué es la interoperabilidad de aplicaciones
Por: Flavio Bettini,
Gerente Comercial para el Sector Público de BGH Tech Partner
Con el correr de los años, tanto las empresas como los organismos del Estado han adquirido y desarrollado infinidad de aplicaciones tendientes a resolver alguna problemática en particular. En general, estas fueron concebidas de manera monolítica. Es decir, resolvían una característica del negocio, conformando un único bloque de la capa de datos y de la interfaz de usuario de forma autónoma e independiente de otras aplicaciones. A medida que aumentaban las necesidades operativas y del negocio, estas aplicaciones se incrementaron y fueron alejándose y aislándose aún más unas de otras. La solución a toda esta expansión desordenada fue la integración de las aplicaciones empresariales (EAI) con tecnologías, herramientas y un marco que las integrara en tiempo real y mediante el uso de mensajes. Para lograr el desarrollo de las EAI había dos caminos: o se realizaba punto a punto, o por distribución y enlace.
El modelo punto a punto implicaba que cada aplicación tuviera que personalizarse para comunicarse con las demás aplicaciones y piezas de su TI. Es decir, era necesario personalizar cada recurso de TI y todos los recursos con los que se conectaba. Era un trabajo muy tedioso y sumamente propenso a errores. En el modelo de distribución y enlace, en cambio, las conexiones entre aplicaciones y servicios son administradas por un agente central: el nodo.
El bus de servicios empresariales (ESB)
El bus de servicios empresariales (ESB) apareció como una herramienta que proporciona un protocolo basado en mensajería y que segmenta en módulos los servicios entre las aplicaciones. Actúa como nodo central, donde todos estos servicios segmentados se comparten, enrutan y organizan para conectar sus aplicaciones y datos entre sí. Es una solución mejor que la del modelo de distribución y enlace EAI, aunque tal vez no sea la óptima, ya que hay que considerar que las empresas crecen, agregan recursos y necesitan más velocidad en todas sus propiedades y recursos de software.
Los ESB dependen de estándares de la industria, protocolos abiertos e interfaces para facilitar las nuevas implementaciones.
El desarrollo y el avance del concepto de Integración de aplicaciones se ha perfeccionado gracias a la implementación de otro concepto introducido por el avance del software libre: Integración ágil.
Actualmente, las arquitecturas de las aplicaciones nativas de la nube sin conexión directa que se desarrollaron con los métodos Agile y DevOps necesitan un enfoque de integración igualmente ágil y escalable. La nueva visión sobre la integración ágil es solo eso, un enfoque sobre la conexión de sus recursos que combina tecnologías de integración, técnicas de distribución ágil y plataformas nativas de la nube para mejorar la velocidad y la seguridad de la distribución de software. La integración ágil implica específicamente la implementación de tecnologías de integración, como las API, en contenedores, y la extensión de las funciones de integración a equipos interdisciplinarios.
Una arquitectura de integración ágil se puede dividir en tres funcionalidades clave: la integración distribuida, los contenedores y las interfaces de programación de aplicaciones (API).
En pocas palabras, la integración ágil es el futuro de los sistemas conectados y cómo respaldan el trabajo real que los equipos de TI deben llevar a cabo para prosperar, sobre todo cuando los cambios son más frecuentes o constantes.
