DevOps como respuesta a la velocidad que imponen los cambios

Mikroways

En los últimos 10 años, la industria informática se ha visto invadida por cientos de nuevos términos y conceptos que, a la vez que comenzaron a popularizarse también fueron oscureciendo un mundo que previamente resultaba relativamente sencillo. Así, empezamos a escuchar con creciente frecuencia hablar de Cloud Computing, de IaC, IaaS, PaaS, SaaS; de Inteligencia Artificial y Machine Learning; de Big Data, de DevOps, DevSecOps, NetDevOps. Y si bien en cierta medida en la informática, como en cualquier otra industria, las cosas se ponen de moda, la realidad es que aparecen como respuesta a demandas reales del mercado.

En lo que respecta a DevOps específicamente, su génesis radica en terminar, en las gerencias de TI, con las divisiones estrictas y rígidas que la clásica estructura por áreas genera como resultado. Cada área con sus tareas y alcances bien definidos y con una comunicación altamente regulada por la persona responsable de cada una.

Esa división, que funcionó correctamente durante años, comenzó a mostrar sus debilidades en un mundo que ha acelerado exponencialmente su velocidad de cambio. Lo que antes podía medirse en meses hoy se mide en horas, o, inclusive en minutos, ya que los usuarios esperamos respuestas inmediatas.

Las empresas evolucionaron para dar esas soluciones más y más rápidas, al comprender que ya no podían ser competitivas con los tiempos del pasado. En ese contexto, la pandemia del COVID-19 nos forzó a adoptar mecanismos de colaboración y trabajo sin poder disponer del tiempo suficiente para evaluar alternativas ni riesgos, mucho menos generar planes estratégicos. La clave para las organizaciones se basó, más que nunca, en su capacidad de adaptación y de respuesta, motorizada principalmente por la tecnología.

Procesos automatizados

DevOps permite actuar como paliativo para un gran problema presente en toda gestión de TI, que es la escasa disponibilidad de talentos y la alta tasa de rotación, en una industria que no ha parado de crecer. Eso exige minimizar las tareas manuales y plasmar en procesos automatizados, siempre que sea posible, el conocimiento de los expertos.

La tecnología es una aliada clave en la organización, por ello DevOps debería ser un tema obligado de discusión y parte central de cualquier planificación estratégica de TI, ya que no es únicamente un tópico del campo tecnológico, sino que su impacto requiere un cambio estructural y cultural en la organización.

La división en áreas, comúnmente desarrollo e infraestructura, constituye un obstáculo para lograr una respuesta ágil y coordinada a las demandas de los usuarios y del mercado. Los procesos de trabajo, definidos generalmente en un contexto más estático y predecible, suponen hoy una desventaja competitiva para la propia organización.

Esa división en áreas ha generado la ilusión de que cada área tiene objetivos diferentes. Así, el área de desarrollo debe dar respuesta a las demandas de los usuarios a un ritmo que, como ya se ha comentado, no ha parado de acelerarse con los años.

De esta manera, el cambio constante está en el ADN de cualquier equipo de desarrollo. En contraposición, nos encontramos con infraestructura, cuyo mandamiento principal es, ante todo, mantener los servicios operativos.

De hecho, uno de los principales indicadores de un área de operaciones es la disponibilidad de los servicios. Y no existe mayor enemigo para la disponibilidad que los cambios. Esta particularidad ha generado tensiones durante años entre los equipos de desarrollo e infraestructura, dado que el éxito de una de las áreas suele correlacionarse con un perjuicio sobre la otra. 

Cambio cultural y evolución tecnológica

Las personas deben comprender que forman parte de una misma organización y, por lo tanto, tienen un propósito y un objetivo en común, que es en definitiva el éxito de la propia organización. Este cambio cultural es clave y requiere empatía, para que cada equipo comprenda los desafíos del otro, promoviendo con ello la solución conjunta de los problemas y generando así una sinergia que juegue a favor de todos los actores y de la propia organización. Desarrollar capacitaciones que evidencien esos desafíos y den lugar al intercambio de experiencias, ideas y proyectos es vital.

Finalmente, para abordar los procesos y la cuestión tecnológica, hay opciones para todos los gustos y necesidades, y el ecosistema está en constante evolución. Se puede optar por soluciones consolidadas, normalmente propietarias, o por la integración de diferentes herramientas, entre las que pueden convivir soluciones de distintos proveedores. Lo cierto es que no existe una alternativa mejor que otra, sino que la elección correcta dependerá de las prioridades y de la realidad de cada organización. Para lograr un proyecto exitoso, es fundamental contar con el correcto asesoramiento profesional.

Quien acompañe en el proceso debe tener experiencia en la implementación de proyectos de DevOps; debe demostrar capacidad de aprendizaje y, en un ecosistema de cambio tan vertiginoso, debe comprender las alternativas disponibles en el mercado en todo momento y conocer las tendencias para recomendar la mejor solución.

Además, debe ser capaz de comprender los desafíos de cada cliente y generar la solución que mejor se adapte a tales desafíos y no la que le resulte más conveniente a él mismo, porque cada entidad es diferente y, por ello, la solución que fue perfecta para un cliente podría resultar desastrosa para otro.

En conclusión, DevOps mejora significativamente la productividad y la calidad de los procesos y productos de TI y es clave en el mundo actual para mantener la competitividad. Quienes tengan interés en evaluar DevOps o deseen saber más sobre el tema pueden comunicarse con Mikroways escribiendo a:

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Leandro Di Tommaso - Mikroways
Leandro Di Tommaso

Por: Leandro Di Tommaso,
Fundador y CEO de Mikroways