Programa Nacional de Empleabilidad en Tecnología: una oportunidad para potenciar el crecimiento de nuestro país

Por Blas Briceño, vicepresidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software

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El potencial de trabajo en la industria del software no tiene hoy limitaciones de empleabilidad, salvo la capacitación y disposición de los recursos humanos que pueden sumarse a la actividad, una profesión de alta remuneración y excelentes condiciones de trabajo.

En la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI) creemos que es una gran oportunidad la que tiene la sociedad para desarrollar estrategias de crecimiento en el empleo y generación de divisas. Con este objetivo estamos trabajando y pensando qué aspectos hay que profundizar junto a los distintos actores de la comunidad: para desarrollar un Programa Nacional de Empleabilidad en Tecnología. Y debemos coordinarnos con el gobierno nacional, los provinciales y los sistemas educativos, tanto secundarios como universitarios y académicos no universitarios.

Blas Briceño – vicepresidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software

En primer lugar, es importante que los colegios secundarios profundicen la calidad de la enseñanza de las ciencias exactas, que faciliten técnicas pedagógicas y formen docentes que habiliten un aprendizaje más afín con las matemáticas, la lógica y el pensamiento computacional.

En este punto, los gobiernos provinciales pueden trabajar para nivelar y complementar las prácticas pedagógicas. Al dar soporte en capacitación y actividades adicionales, se ayudará a potenciar los conocimientos y será el primer empujón para que con la práctica se desmitifiquen los preconceptos de la complejidad de convertirse en programador.

Más herramientas pedagógicas

En la misma dirección, el Gobierno nacional también puede brindar herramientas pedagógicas que apoyen estas iniciativas, a través de instrumentos como educ.ar y organizaciones como el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), con el objetivo de contribuir a que haya más chicos con capacidades y deseo para la práctica y el desarrollo de software.

El secundario completo es el primer paso para que haya muchos interesados en los oficios digitales. Sin embargo, para avanzar se necesita una instancia formativa superior. Por ejemplo, a través de academias privadas de propósito educativo específico, que tienen como meta enseñar estas prácticas, e instancias educativas del gobierno, como un ciclo básico del desarrollador de software.

Full stack programmer, UX y aseguramiento de calidad son algunas de las ramas del oficio digital que permiten tener un abordaje a conocimiento específico de software. Hay iniciativas que ya están en funcionamiento, como #YoProgramo y Argentina Programa, que ofrecen un conocimiento general con una herramienta inicial conocida sobre cómo desarrollar software.

Hay que remarcar que este no es el único camino posible. Como mencionamos, existen otras opciones y se puede contribuir desde lugares como el UX, que requiere una interpretación de las necesidades del usuario y es un conocimiento que tiene un primer entendimiento en procesos de aprendizaje que pueden no ser universitarios.

Un tercer recorrido en esta línea, es el aseguramiento de calidad, para el testeo y validación de funcionamiento, que tiene mucha demanda para construir software y para el cual no es necesario entender cómo se programa. Con sólo algunos meses de capacitación, el interesado ya se encuentra inicialmente formado para ayudar en el proceso de desarrollo.

Universitarios? Si, pero también oficios digitales.

Hay una pirámide de roles que van edificando a las organizaciones que se dedican a esta disciplina. Está claro que necesariamente tiene que haber personas formadas en universidades: ingenieros y arquitectos de software y grandes especialistas, como diseñadores gráficos e industriales y analistas de sistemas para diseño de experiencia. Hay distintas carreras que las universidades promueven para que haya una estructura con líderes, pero también hay un conjunto más numeroso de colaboradores que no tienen que hacer ese recorrido.

La clave para los que se inician en los oficios digitales a través de cursos específicos es que puedan sumar la experiencia necesaria para entender las dinámicas de trabajo y las prácticas ágiles con especificidades, como metodología scrum y design thinking. Por eso, desde la CESSI consideramos esencial aprovechar los modos de educación que tienen en cuenta el social learning y learning by doing. Estas metodologías de la neurociencia y de la academia formativa contribuyen a un aprendizaje más acelerado y validado.

Aprender en un contexto profesional permite que se adquiera la experiencia necesaria con una capacitación de entre ocho meses y un año. El costo para lograr esta especialización es baratísimo, sobre todo si se encuentran desafíos de desarrollo que realicen un aporte como sustento de estas prácticas de iniciación laboral.

Alternativas para avanzar

En este sentido, nos imaginamos distintas alternativas. La primera, armar equipos de trabajo con alumnos avanzados de carreras de sistemas para el desarrollo de software para ONGs o Gobierno, que no tengan urgencia de entrega, pero que contribuyan a un activo digital, con una inversión que redunde en algún miembro de la sociedad.

Otra opción es contar con la contribución y el tutelaje de algunos miembros de la Cámara. Así, los alumnos que vayan saliendo de estas formaciones, en el marco de las empresas y con beneficios específicos, se vincularán acompañados por becas formativas de instituciones públicas, por el Gobierno o por privados que quieran promover el empleo.

El objetivo es que los egresados puedan participar en espacios de formación de nuestras compañías, que aprendan, vivan el trabajo en primera persona y se conviertan en colaboradores que puedan construir valor. Una vez que hacen pie en una organización, obtienen el beneficio de salarios superiores a la media del país para esos niveles de formación y experiencia.

De hecho, todo este recorrido ya lo hicimos con Concordia Programa. Los alumnos completaron el curso, fueron incluidos en empresas y, luego de seis meses, genuinamente adoptaron las prácticas y se encuentran colaborando de manera productiva con las compañías.

Blas Briceño - vicepresidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software
Blas Briceño – Vicepresidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software

Las empresas y la formación continua

La realidad es que no todas las empresas admiten esta posibilidad en sus modelos de negocios. Muchas solo permiten incluir graduados universitarios. Por eso, las universidades tienen que acompañar este proceso, validando las formaciones específicas para que los estudiantes no pierdan tiempo con cuestiones aprendidas y puedan seguir avanzando. Las academias privadas también deben profundizar el nivel de detalle, por ejemplo con IA, data science y machine learning, que se pueden complementar a medida que van trabajando.

Para ampliar el impacto de estos programas, también deberíamos trabajar en procesos de inserción laboral en los que las empresas puedan sumar a estos recursos en proyectos de desarrollo de software que cuenten en su dinámica con la participación de los nuevos programadores, apoyados desde el Estado, las empresas desarrolladoras y las instituciones que pueden contratar estos trabajos, como un esfuerzo en común para generar una base más amplia de profesionales de la industria.

Por último, las empresas deben dar espacio para la formación continua. Porque se necesitan desarrolladores que aprendan toda su vida: la tecnología obliga a estar en mejora y revisión constante. Es así que desarrollando un Programa Nacional de Empleabilidad en Tecnología que contemple todos estos aspectos, cada uno de los actores dentro del ecosistema del software podrá contribuir para potenciar el crecimiento del empleo de nuestro país.