El desarrollo de la industria local del software no sólo debe pensarse desde lo económico

Por Ernesto Liceda,
profesor de Derecho Informático y Delitos Informáticos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP

Ernesto Liceda
Ernesto Liceda

La industria del software claramente está dentro de las industrias más importantes y con mayor expectativa de crecimiento. El desarrollo del software plantea varias cuestiones que la diferencian de industrias “clásicas” y, en este sentido, tal vez uno de los puntos más interesantes sea el tipo de perfil de los recursos humanos que requiere (actualmente y a futuro, sería interesante comparar la cantidad de egresados de carreras afines y las expectativas de demandas de este tipo de profesionales en los próximos años).

Según el Observatorio Permanente de la Industria del Software el ingreso promedio de un profesional junior fue de unos $55.321 durante 2020 y con expectativa de crecimiento (para todo el sector) durante 2021. Otras diferencias las podemos encontrar también en la forma de trabajo o el estilo de competencia. A la vez se trata de una industria que por un lado permite el desarrollo de microempresas y pymes, de startups y demás pero, por otro lado, presenta una tendencia importante al desarrollo de monopolios y oligopolios.

En lo personal entiendo que uno de los ejes centrales que debe ser tenido en cuenta es que esta industria se puede vincular directamente con el manejo de la información que, en muchos casos, debería ser considerada como un activo estratégico de la Nación. Por ello es preciso, además de fomentar el desarrollo de la industria con los distintos tipos de beneficios económicos, vincularla fuertemente con la creación y modernización de los sistemas que utiliza el Estado (sea nacional, provincial o municipal) para aumentar, entre otras cosas, la expectativa de cuidado de los datos de los ciudadanos, que le entregan su información al Estado. También hablamos de limitar (en cierta medida) la injerencia de empresas con domicilio fuera del país al momento de generar aplicaciones estatales y muchos etcéteras más.

Un buen ejemplo de ello es la app Cuidar en cuyo desarrollo intervinieron el sector privado -tanto local como extranjero- y el público, -Fundación Sadosky, el CONICET, Hexacta, Globant, G&L Group, C&S, QServices, GestiónIT, Intive, Finnegans y Faraday (nucleadas en la Cámara de la Industria Argentina del Software -CESSI-); ARSAT; Amazon Web Services. Otro punto interesante sería incluir incentivos para el desarrollo de software que cuenten con un eje importante en lo que se conoce como privacidad por diseño, en otras palabras, que el mismo sistema, app o software esté pensado para cuidar al usuario.

En resumen, fomentar la industria local del software en forma correcta no sólo beneficia al país en cuanto a generación de empleo, aumento de exportaciones, ingreso de divisas extranjeras, etc. sino que tiene la potencialidad de influir muy fuertemente en lo que muchos conocemos como soberanía digital.