Las ciudades inteligentes, entre France-Ville y Stahlstadt[1]

Es un tanto extraño escribir sobre las ciudades inteligentes como algo novedoso para alguien que nació y se crió en La Plata, tal vez una de las primeras ciudades que podría llamarse de esa manera.

Podemos decir que con el nombre “Ciudades Inteligentes”, se engloban una enorme cantidad de iniciativas que tienen en común el uso de las TICs en la gestión de las ciudades para mejorar el medio ambiente, la producción, la inclusión, el transporte y un gran etcétera. Es esa enorme cantidad de posibilidades la que motiva la elección del título, buscamos ciudades inteligentes para el desarrollo, la mejora del nivel de vida y la inclusión o todo lo contrario sólo esperamos de la tecnología que nos permita un mayor control social y el desarrollo concentrado de algunos sectores.

Al ser tan amplia la gama de posibilidades que aparecen bajo este nuevo concepto, el análisis que se puede realizar desde las Ciencias Jurídicas es sumamente amplio.

En principio debe llevarse adelante un estudio desde la perspectiva de la dignidad de las personas y, en particular, de la protección de datos personales y vincularlos con otras ramas del derecho. Podríamos empezar desde la óptica del Derecho público, particularmente el municipal, y analizar las distintas contrataciones que debiera realizar un municipio de la provincia para la incorporación de las TICs en la gestión, por ejemplo, del tránsito y realizar algunas de las preguntas. ¿Puede una ordenanza municipal habilitar la recolección de datos en su territorio sin el consentimiento expreso de los habitantes o turistas?. ¿Hasta dónde puede avanzar con la recolección de datos de los ciudadanos sin solicitar el consentimiento en el actual marco legal?. ¿Deben los servidores de las empresas prestatarias estar instalados en el territorio nacional?. ¿Pueden los datos personales de los habitantes caer bajo un derecho de retención en caso de que el estado municipal (o un tercero subcontratado) incumpla con algún pago?. ¿Puede el municipio compartir dichos datos con el Estado Provincial o Nacional sea por propia voluntad o por imposición?. ¿Puede el análisis correcto de esa enorme cantidad de datos dar lugar a tasas municipales más “personalizadas”?.

Como se ve, son muchas las preguntas que rápidamente surgen al momento de hablar de las ciudades inteligentes. Pero las dos principales preguntas que deben hacerse antes de avanzar en cualquier proyecto de esta naturaleza deben ser: para qué y, fundamentalmente, para quiénes.

[1] “Los quinientos millones de la begún” de Julio Verne.

Ernesto Liceda
Ernesto Liceda

Por Ernesto Liceda