Pensar en ciencia de datos y ética
Las cuestiones éticas surgidas por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tienen su impacto en las organizaciones y representación del conocimiento, haciendo necesario una creciente familiarización de los profesionales de la información con estas tecnologías, no solo con los aspectos técnicos sino también con los principios éticos y sociales que deben guiar el uso de tales tecnologías.
El manejo de una gran cantidad de datos ya sean estructurados, semiestructurados y no estructurados, tienen el potencial de ser extraídos para obtener información de cualquier tipo ya sea del sector económico, social, financiero, geoespacial, meteorológico, de salud, para planificación de una ciudad, de entorno ambiental, para publicidad, entre otros. La ciencia de datos abarca un cúmulo de técnicas para analizar datos a escala, los cuales se recopilan, se almacenan, se analizan y se interconectan con otros tipos de datos.
Vale plantearse, si el uso masivo de la información que generamos está deteriorando nuestra privacidad y nuestras libertades civiles.
Por otra parte, ¿Se puede recopilar datos sin el conocimiento o consentimiento de las personas y aun así cumplir con la obligación ética y respeto a la privacidad que toda persona posee por ser sujeto de derecho?
Entonces la responsabilidad sobre el manejo ético de información no sólo recae sobre los gobiernos, sino sobre toda persona física o jurídica que tiene acceso a estas nuevas tecnologías.
Por otro lado, las empresas dedicadas a este ámbito, en aumento a nivel mundial, deben plantearse la fiabilidad de sus sistemas de seguridad.
Una respuesta para evitar la filtración de información es tomar medidas a nivel de cuadros éticos de manera acordada entre el Estado y el sector empresarial dedicada a la ciencia de datos, con el fin de restablecer y mantener la confianza entre los actores involucrados (usuarios y empresas de “big data”), por otra parte, establecer procesos y tecnologías adecuados para proteger los datos personales de los ciudadanos.
por Rogelio E. Biasella
Docente e investigador Facultad de Psicología de la UNLP
